viernes, 28 de junio de 2013

Incertidumbre

No es el miedo, la ira o el enojo el peor enemigo. Lo es la incertidumbre. 


Cuando uno tiene una imaginación fugaz y variada, tiende a caer en la incertidumbre. Mezclada con emociones negativas, es lo más poderoso que uno pudiera imaginar cuando de creer en algo se trata. La incertidumbre corroe los pensamientos y ofusca las ideas. Nos hace creer una cosa que no sabemos a ciencia cierta pero que, a consideración, resulta ser la mejor opción. Y es en este momento en el que empiezo a comprender el verdadero valor de la incertidumbre y la excelsa potencia destructora que contiene dentro. Porque no sabes lo que puede suceder en el futuro. Es la incertidumbre la que te puede hundir o la que te puede realzar. De cualquier forma, aún sólo queda una erradicación que muy pocos afortunados cuentan con el valor para regodearse de haberla poseído: la esperanza.

Cuando uno tiene la fortaleza para proseguir en un camino empedrado, descalzo y con heridas desgarradoras, es porque tiene esperanza. Porque el aliento y la fuerza son perseverantes. De considerar aspectos que uno consideraba. De evaluar las fortalezas de cada uno y fomentarlas y ampliarlas con un detenimiento admirable. Es cuando uno recae en la religión para fortalecer su sentimiento fortuito de fe. Cuando uno se separa de la ingenuidad y comienza a creer en las personas y en uno mismo. Cuando empieza a construir una estructura sólida que le permita avanzar y hacerse cada vez más sólido emocional, psicológica y personalmente. 

No le puedo agradecer a nadie este hecho. No porque no existiera ese 'alguien' (porque sí sucedió), sino más bien por la obviedad que el hecho representa. Me gustaría pensar que esta persona lee el relato con la misma intensidad que yo lo escribo. Que existe en ella la incertidumbre de no saber qué hacer en este momento y que comienzan las dudas a disiparse o a crearse, según sea la situación. Me gustaría pensar que un suspiro recorre el recinto donde esté leyendo esto, y que una serie de palabras dulces comienzan a poblar su boca. Que sus ojos leen cuidadosa y rápidamente el texto con la esperanza de tener más en su mente. Que empieza a comprender la gravedad de los hechos, y que un gusto dentro de su corazón comienza a consolidarse. 

Porque es a ella a quien deba agradecerle. Si la incertidumbre fue creada por ella, espero que la misma sea disipada propiamente. La incertidumbre del futuro, de las relaciones lejanas. De todo lo que uno conoce y considera imposible. De lo que uno cataloga como ingenuo. De lo que alguien comentaría como una nueva etapa. 

Pero el cambio sólo radica en la esperanza erradicando la incertidumbre. Despojándola y aplazándose en el lugar de manera concisa y concreta. Es por eso que me atengo a lo que ella pida. A lo que ella desee. A lo que ella quiera, independientemente de la situación. Independientemente de todo lo que uno considere. Independientemente, de a quién quiera en realidad. 


0 comentarios:

Publicar un comentario